jueves, 7 de julio de 2011

Opinión/ Y de mi Rionegro ¿qué?

(Columna de Opinión publicada en el Diario El Tiempo el 18/06/2009)

link a la columna originalmente públicada: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5479948


La provincia de Rionegro se ha vuelto protagonista de cuanto problema pueda tener Cundinamarca.

Vivimos la violencia en la década de los 80¿s, aunque de ella tenemos el gran orgullo de un proceso de paz vigente, y quizá uno de los pocos que funcionó en Colombia, por no decir que el único.

Somos indiscutibles protagonistas, si de pobreza se trata. Según la Secretaría de Desarrollo Social del Departamento, cinco de los ocho municipios de la provincia son de los más pobres de Cundinamarca.

Si hablamos de infraestructura vial, por muchos años los rioginenses hemos visto cómo se ha decidido construir nuevas y modernas vías en el país y desde luego en Cundinamarca, y de mi Rionegro, ¿qué?

Nos llegaron unos pocos kilómetros del Plan Nacional vial 2.500, tan pocos, que unieron nada con nada, ni reconstruyeron o mejoraron pasos críticos, a tal punto, que hoy día el paso entre Pacho y la Palma está interrumpido, sin dejar de mencionar que las demás vías están en deplorable estado.

En los sectores políticos se dice que el hecho de no tener un líder político de alto rango aísla cada vez más la región, porque ello no permite interés en el desarrollo de la provincia, y por al contrario la inversión se ha concentrado en otras latitudes del departamento.

El Ministerio de Transporte decidió invertir recientemente en la infraestructura vial del centro del país hacia los puertos de la Costa Atlántica, proyecto al que se le denominó la 'Ruta del sol'. Pero, ¿se contempló unir a Bogotá con Rionegro? Quizás no, o al menos no lo han hecho saber.

En transferencia tecnológica estamos aislados, aunque Rionegro tiene la oportunidad de ser reconocida por productos tan afamados como la naranja 'pachuna'; la realidad es que los cultivos de este producto ya están viejos e improductivos, en ganadería las praderas son poco productivas y las razas no son de alta calidad genética.

Quizá sea el momento para no hablar de más problemas, y por el contrario hacer un llamado a los gobiernos departamental y nacional, para que nos permitan sentir que somos Cundinamarca, para sentir que importamos y desde luego, volver a ser lo que en alguna época fuimos, la cuna de la industria en Latinoamérica.

Héctor Delgado Triana/ Economista y miembro de la Unión Iberoamericana de Municipalistas

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