La reconciliación trae consigo
una triada que debe completarse, sin una de ellas, la reconciliación no se da. –Verdad,
Justicia y reparación.
No sé cuál de los tres es el que
menos se cumple, en casos los tres no, sin embargo, uno de los que más les
duele a las víctimas es la ausencia de la verdad, la verdad escuchada por sus
victimarios.
Las mamitas de Soacha y
enfrentadas al duelo de la partida de sus hijos tienen hoy algo de justicia
pues en casos hay personas condenadas, tienen reparación pero les falta algo,
la verdad, esa que ya saben, pero la quieren escuchada por sus victimarios.
Ese desequilibrio hace que las
almas de estas mujeres hoy se estén quemando, y no es que la verdad dicha por
el victimario les otorgue una paz completa, es que les va otorgar la
posibilidad de quitarse de sus espaldas un peso similar el de un rollo de alambre
de púas.
Hay que reconocer en algunos
líderes paramilitares y guerrilleros el coraje que tuvieron al pedir perdón y
entregarse a la justicia, al reparar, pero sobre todo, hay que reconocer el
coraje de decir la verdad; y por el contrario, hay que desconocer y no aceptar
lo vil de victimarios, que a pesar de saberse la verdad, tener las pruebas que así
lo condenan, no solo no reconocen la verdad, si no que adicional, se ofuscan cuando
se les indaga…
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